Linfoma folicular sigue siendo un desafío entre los linfomas, a pesar de varios tratamientos prometedores
El desarrollo del linfoma folicular está relacionado con mutaciones características ya conocidas, pero también implica otras vías de señalización, como BCR y mTORC1m, mutaciones relacionadas con el aumento de la supervivencia celular y el escape de las acciones del sistema inmune. Estas acciones genómicas que alteran el microentorno llevan a la aparición y el mantenimiento de las células del linfoma.
En la ceremonia de abertura de la 25ª edición de EHA Annual Congress, durante la presentación de José Carreras Award Lecture, el profesor Gilles Salles, de la Universidad de Lyon, Francia, habló sobre “Linfoma Folicular: de genética a práctica clínica”.
La publicación presentada evidenció un modelo de riesgo individualizado que sugiere que es posible predecir individuos que tendrán un mayor riesgo de desarrollar linfoma folicular si presentan t(14;18) y aumento del riesgo poligenético mediante la evaluación de polimorfismos. La aplicación práctica de este hallazgo está siendo estudiada.
El pronóstico de los pacientes con linfoma folicular ha mejorado, asociando modelos clínicos con la evaluación genética. Se han estudiado modelos de riesgo clínico-genético como m7-FLIPI y su asociación con la evaluación de 23 genes para mejorar la caracterización del riesgo entre pacientes con linfoma folicular.
En relación con el tratamiento, en pacientes con enfermedad localizada, rituximab presentó beneficios tras radioterapia. Para los pacientes con poca masa tumoral y/o asintomáticos, no existe una definición de mejor respuesta entre watch and wait, monoterapia con rituximab o ciclos de inmuno-quimioterapia. Otros pacientes deben ser tratados con anti-CD20 + quimioterapia. Rituximab-bendamustina (R-Bendda) fue mejor o igual a R-CHOP (rituximab con ciclofosfamida, doxorrubicina, vincristina y prednisona) y ambos mejor que R-COP (ciclofosfamida, Oncovin® (vincristina), prednisona), pero sin diferencia en la supervivencia global (SG). El mantenimiento con rituximab mejora la supervivencia libre de progresión, pero no la SG. Obinutuzumab mejora la SLP en comparación con rituximab, pero no aumenta la SG. R2 (rituximab y lenalidomida) no es superior a R-quimioterapia. La supervivencia en 10 años ocurre en el 80% de los pacientes.
El Linfoma folicular sigue siendo un desafío entre los linfomas. A pesar de varios tratamientos prometedores, todavía queda mucho trabajo por hacer.
Bibliografía:
Huet et al, Nat Ver Cancer 2018; Guesquieres et al, ASH 2019; Bachy et al, JCO 2019; Ramsay et al, Blood 2009